El fin de la racionalidad económica por Darío Ezequiel Díaz-economista.
Como estudiante de la licenciatura en Economía próximo a recibirse me siento muy decepcionado por la ausencia de seriedad, responsabilidad, racionalidad y honestidad intelectual de las autoridades nacionales frente a la divulgación del índice de precios al consumidor, más conocido como IPC, principal indicador y termómetro de la inflación. Todas las consultoras más prestigiosas del país (y la sensación en el aire que se respira) anticipaban un índice inflacionario mayor a 1.5%, pero por sorpresa de todos, los datos oficiales lo ubicaron en 1.05%.
La alta demanda de servicios turísticos, el incremento de las cuotas de las prepagas de un 22%, el aumento de los alimentos y de los alquileres, fueron las principales causas que generaron el incremento del índice y la preocupación del gobierno, con el posterior accionar del mismo por todos conocidos de remoción de la encargada del área de confección del índice de precios Bevacqua.
La pérdida de credibilidad de los índices oficiales, por su parte, no es un dato menor para la economía. El IPC no sólo funciona como información para situaciones muy cotidianas como los alquileres de vivienda o la renta de un negocio sino para ajustar los bonos de la deuda atados al CER (Coeficiente de Estabilización de Referencia) y definir las discusiones salariales.
Es muy grave al avasallamiento por parte del Gobierno Nacional en el prestigioso organismo. Desde su reforma implantada por el entonces Ministro de Economía, Domingo Cavallo, este organismo cuenta con profesionales y técnicos muy especializados y preparados para llevar a cabo mediciones estadísticas. Además, dicho organismo armoniza sus mecanismos de metodología con normas internacionales de estadística y Cuentas nacionales.
El gobierno, además de bajar artificialmente la fiebre de algunos precios mediante una política de rentas severa y no acompañada de otras medidas directas como las fiscales y las monetarias (tema que analicé en artículos anteriores), intenta alterar el termómetro.
La política económica es esencialmente normativa. El problema de la política económica es una cuestión de toma de decisiones, pero es preciso que estas decisiones tengan una base racional, por lo que la política económica no puede ser un mero arte de “felices improvisaciones”, así que debe contar con el respaldo de una fundamentación sólidamente construida, desde el punto de vista científico, que le viene proporcionada por la teoría económica.
Los elementos esenciales que configuran todo problema de política económica son: a) los fines que la política trata de alcanzar; b) los medios utilizados para alcanzarlos; c) las relaciones entre los fines y medios.
Este último punto quiero destacar pues creo que en él, está la cuestión. La Teoría de Tinbergen intenta establecer cómo deben actuar y tomar sus decisiones las autoridades económicas. Y, en concreto, delinea tres pasos cruciales para la formulación de políticas económicas óptimas:
1) Las autoridades deben especificar las metas u objetivos de la política económica, usualmente en términos de una función de bienestar social que la autoridad está tratando de maximizar.
2) Las autoridades deben especificar los instrumentos de política económica de que disponen para alcanzar objetivos.
3) Las autoridades deben tener un modelo de la economía que conecte los instrumentos con los objetivos, para así poder escoger el valor óptimo de los instrumentos de política económica.
Cuando se lleva a cabo una política económica hay que conocer que existen objetivos que sólo pueden ser cumplidos mediante el sacrificio de otros. Hay un trade-off, es decir, un intercambio entre objetivos. También hay que considerar los medios e instrumentos utilizados.
Para atacar el brote inflacionario hay que tomar los siguientes elementos en cuenta:
1) Gasto Público. Se tiene que comenzar a reducir, puesto que al aumentar el gasto público, es de esperar que el incremento de la demanda agregada (más que proporcionalmente por causa del efecto multiplicador), genere tensiones inflacionarias. Desde el año 2002 existe un aumento continuo y prolongado del mismo. Políticas fiscales contractivas es muy difícil de esperar que ocurra ya que nos encontramos en un año de elecciones.
2) Inversiones. Es imprescindible que se empiece a incentivar la inversión en los principales sectores de la economía que cuentan una muy poca capacidad ociosa, es decir, que trabajan al límite de su capacidad instalada. Dicha inversión generaría un aumento de la oferta disponible y reduciría la demanda creciente impulsada por los aumentos del gasto público y del consumo privado.
3) Tipo de cambio. Este es el principal factor a considerar en todo análisis de las causas de la inflación. El tipo de cambio respecto al dólar debería estar, sin intervención del Banco Central, alrededor de la banda 2.35-2.58. Pero actualmente se encuentra muy lejos de lo ideal.
En economías pequeñas, en los cuales el tipo de cambio se encuentra estabilizado en un valor, trae aparejado, lo que los monetaristas llaman “arbitraje internacional de precios”. La tasa interna de inflación está afectada primariamente por la tasa de inflación con el resto del mundo. Los arbitrajistas compran los productos donde son más baratos y los venden donde son más caros, aprovechando, pues las diferencias, los de precios para obtener beneficios; con ello crean un exceso de demanda en los países donde los precios son menores, forzándolos al alza, y un exceso de oferta en los que tienen precios más elevados, incentivándolas a bajar o estabilizarse.
La devaluación no mejora a largo plazo la balanza de pagos, por el propio arbitraje internacional de precios, que hace que el incremento provocado por la medida devaluatoria en los precios en moneda nacional de los productos importados sea compensado por un aumento de igual cuantía de los precios internos. La competitividad “sucia” lograda por la medida devaluatoria genera incrementos de los precios internos
4) Estructura. Entre los factores inflacionistas derivados de estructuras defectuosas, o de los propios cambios estructurales, se suelen señalar los siguientes: a)Gran parte de la mano de obra sin cualificar; b) Mercado de capitales poco desarrollado; c) Oferta de empresarios inelástica; c) Altos porcentajes de las exportaciones de productos primarios respecto al PBI; d) Grado excesivo de concentración del valor de las exportaciones en pocos productos; e) Fuerte dependencia de las importaciones de productos industriales; f) Abundancia de monopolios y oligopolios de oferta.; g) Eficiencia muy limitada en la administración pública; h) Sistema fiscal regresivo.
5) Costos. La inflación de costos es una causa muy importante en nuestro país. Hay que tomar en cuenta la determinación del monto de los salarios y compararlos con la productividad de los mismos. Todo incremento salarial deber estar acompañado con un aumento de la productividad. Cabe recordar que el modelo de política económica llevado a cabo por el Gobierno Nacional, particularmente de tipo de cambio sumamente devaluado, conlleva necesariamente salarios reales bajos. Esta es la incompatibilidad que lleva implícita dicha política.
A modo de conclusión, es necesario decir que toda política económica que intente llevar a cabo diferentes objetivos superpuestos e incompatibles traerá en el mediano plazo innumerables perjuicios en la asignación eficiente de los recursos y en la toma de decisiones de los agentes privados.
Como estudiante de la licenciatura en Economía próximo a recibirse me siento muy decepcionado por la ausencia de seriedad, responsabilidad, racionalidad y honestidad intelectual de las autoridades nacionales frente a la divulgación del índice de precios al consumidor, más conocido como IPC, principal indicador y termómetro de la inflación. Todas las consultoras más prestigiosas del país (y la sensación en el aire que se respira) anticipaban un índice inflacionario mayor a 1.5%, pero por sorpresa de todos, los datos oficiales lo ubicaron en 1.05%.
La alta demanda de servicios turísticos, el incremento de las cuotas de las prepagas de un 22%, el aumento de los alimentos y de los alquileres, fueron las principales causas que generaron el incremento del índice y la preocupación del gobierno, con el posterior accionar del mismo por todos conocidos de remoción de la encargada del área de confección del índice de precios Bevacqua.
La pérdida de credibilidad de los índices oficiales, por su parte, no es un dato menor para la economía. El IPC no sólo funciona como información para situaciones muy cotidianas como los alquileres de vivienda o la renta de un negocio sino para ajustar los bonos de la deuda atados al CER (Coeficiente de Estabilización de Referencia) y definir las discusiones salariales.
Es muy grave al avasallamiento por parte del Gobierno Nacional en el prestigioso organismo. Desde su reforma implantada por el entonces Ministro de Economía, Domingo Cavallo, este organismo cuenta con profesionales y técnicos muy especializados y preparados para llevar a cabo mediciones estadísticas. Además, dicho organismo armoniza sus mecanismos de metodología con normas internacionales de estadística y Cuentas nacionales.
El gobierno, además de bajar artificialmente la fiebre de algunos precios mediante una política de rentas severa y no acompañada de otras medidas directas como las fiscales y las monetarias (tema que analicé en artículos anteriores), intenta alterar el termómetro.
La política económica es esencialmente normativa. El problema de la política económica es una cuestión de toma de decisiones, pero es preciso que estas decisiones tengan una base racional, por lo que la política económica no puede ser un mero arte de “felices improvisaciones”, así que debe contar con el respaldo de una fundamentación sólidamente construida, desde el punto de vista científico, que le viene proporcionada por la teoría económica.
Los elementos esenciales que configuran todo problema de política económica son: a) los fines que la política trata de alcanzar; b) los medios utilizados para alcanzarlos; c) las relaciones entre los fines y medios.
Este último punto quiero destacar pues creo que en él, está la cuestión. La Teoría de Tinbergen intenta establecer cómo deben actuar y tomar sus decisiones las autoridades económicas. Y, en concreto, delinea tres pasos cruciales para la formulación de políticas económicas óptimas:
1) Las autoridades deben especificar las metas u objetivos de la política económica, usualmente en términos de una función de bienestar social que la autoridad está tratando de maximizar.
2) Las autoridades deben especificar los instrumentos de política económica de que disponen para alcanzar objetivos.
3) Las autoridades deben tener un modelo de la economía que conecte los instrumentos con los objetivos, para así poder escoger el valor óptimo de los instrumentos de política económica.
Cuando se lleva a cabo una política económica hay que conocer que existen objetivos que sólo pueden ser cumplidos mediante el sacrificio de otros. Hay un trade-off, es decir, un intercambio entre objetivos. También hay que considerar los medios e instrumentos utilizados.
Para atacar el brote inflacionario hay que tomar los siguientes elementos en cuenta:
1) Gasto Público. Se tiene que comenzar a reducir, puesto que al aumentar el gasto público, es de esperar que el incremento de la demanda agregada (más que proporcionalmente por causa del efecto multiplicador), genere tensiones inflacionarias. Desde el año 2002 existe un aumento continuo y prolongado del mismo. Políticas fiscales contractivas es muy difícil de esperar que ocurra ya que nos encontramos en un año de elecciones.
2) Inversiones. Es imprescindible que se empiece a incentivar la inversión en los principales sectores de la economía que cuentan una muy poca capacidad ociosa, es decir, que trabajan al límite de su capacidad instalada. Dicha inversión generaría un aumento de la oferta disponible y reduciría la demanda creciente impulsada por los aumentos del gasto público y del consumo privado.
3) Tipo de cambio. Este es el principal factor a considerar en todo análisis de las causas de la inflación. El tipo de cambio respecto al dólar debería estar, sin intervención del Banco Central, alrededor de la banda 2.35-2.58. Pero actualmente se encuentra muy lejos de lo ideal.
En economías pequeñas, en los cuales el tipo de cambio se encuentra estabilizado en un valor, trae aparejado, lo que los monetaristas llaman “arbitraje internacional de precios”. La tasa interna de inflación está afectada primariamente por la tasa de inflación con el resto del mundo. Los arbitrajistas compran los productos donde son más baratos y los venden donde son más caros, aprovechando, pues las diferencias, los de precios para obtener beneficios; con ello crean un exceso de demanda en los países donde los precios son menores, forzándolos al alza, y un exceso de oferta en los que tienen precios más elevados, incentivándolas a bajar o estabilizarse.
La devaluación no mejora a largo plazo la balanza de pagos, por el propio arbitraje internacional de precios, que hace que el incremento provocado por la medida devaluatoria en los precios en moneda nacional de los productos importados sea compensado por un aumento de igual cuantía de los precios internos. La competitividad “sucia” lograda por la medida devaluatoria genera incrementos de los precios internos
4) Estructura. Entre los factores inflacionistas derivados de estructuras defectuosas, o de los propios cambios estructurales, se suelen señalar los siguientes: a)Gran parte de la mano de obra sin cualificar; b) Mercado de capitales poco desarrollado; c) Oferta de empresarios inelástica; c) Altos porcentajes de las exportaciones de productos primarios respecto al PBI; d) Grado excesivo de concentración del valor de las exportaciones en pocos productos; e) Fuerte dependencia de las importaciones de productos industriales; f) Abundancia de monopolios y oligopolios de oferta.; g) Eficiencia muy limitada en la administración pública; h) Sistema fiscal regresivo.
5) Costos. La inflación de costos es una causa muy importante en nuestro país. Hay que tomar en cuenta la determinación del monto de los salarios y compararlos con la productividad de los mismos. Todo incremento salarial deber estar acompañado con un aumento de la productividad. Cabe recordar que el modelo de política económica llevado a cabo por el Gobierno Nacional, particularmente de tipo de cambio sumamente devaluado, conlleva necesariamente salarios reales bajos. Esta es la incompatibilidad que lleva implícita dicha política.
A modo de conclusión, es necesario decir que toda política económica que intente llevar a cabo diferentes objetivos superpuestos e incompatibles traerá en el mediano plazo innumerables perjuicios en la asignación eficiente de los recursos y en la toma de decisiones de los agentes privados.
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