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lunes, 21 de mayo de 2007

Chistes para y de economistas

Un economista naufraga y va a parar a una isla desierta. Sin la menor idea de qué debe hacer desde ese preciso momento, comienza a reflexionar : "bien, establezcamos como primera hipótesis que estoy en una isla desierta"

Variante del anterior : "supongamos, como primera hipótesis, que dispongo de un abrelatas".

Variante de la Ley de Murphy : los economistas tienen más influencia no solamente en los asuntos que menos saben, sino especialmente donde no están de acuerdo. (hay peores variantes de esta Ley).

Se ignora el origen de Cristóbal Colón, pero algunos sospechan que era economista. Pues cuando partió, no sabía realmente adónde iba. Cuando llegó, no sabía dónde estaba. Y todo lo que hizo fue gracias a las subvenciones públicas.

Sustituir una bombilla fundida es asunto diferente según el número e ideas de los economistas presentes. Si hay dos y son de la escuela de Chicago, indudablemente seguirán ambos a oscuras (en su hipótesis de que el mercado lo arreglará). Si esa pareja fuera partidaria de Adam Smith, ambos verán una mano invisible pasar y no es seguro que la mano invisible se encargue de cambiar la bombilla, pero al menos cada uno confesará al otro haber visto una mano invisible y ambos sabrán que ninguno está loco. Si la pareja de economistas fuera partidaria de corregir el mercado, requerirán que un tercero cambie la bombilla, preferiblemente alguien no economista. Si fueran ambos decididamente keynesianos podría ser que lograran cambiar la bombilla tras construir varias fábricas de bombillas en los alrededores o más allá. Y si los dos economistas fueran de diferente tendencia, mejor que no se les funda la bombilla; ni pensarlo.


Indudablemente la primera profesión que se creó fue la de economista. No se olvide que primero había el Caos. Puede que el economista fuera anterior.


Cuando un economista hace una estimación jamás debe inferirse que el economista estima o aprecia a alguien. Tan sólo, que se niega a dar un cálculo exacto.

Deriva de lo anterior que suele ser arriesgado solicitar a un economista algo tan concreto como su número de teléfono, o de fax, o incluso su email. Podría darle a usted una estimación de cualquiera de tales cosas.

Es muy arriesgado comparar la precisión de los economistas con la de los metereólogos.

Un economista que no tiene trabajo goza, al menos, de la ventaja de saber el porqué.Un economista es quien puede dar la mejor explicación sobre porqué es usted pobre. A veces, siendo pobre él mismo.

Cuando un economista utiliza o diseña un modelo, se trata de una obviedad tal que podría trabajar con ella su hija pequeña

Para un economista, el sentido de la vida depende de los parámetros utilizados (bueno, no solamente para los economistas).

Se dice que la economía es cosa extremadamente útil para proporcionar empleo a los economistas. (se dice también que un abogado es extremadamente útil para proporcionar empleo a otro abogado; pues caso contrario, ninguno de éstos son útiles a nadie, incluyendo ellos mismos).


Las externalidades no son problema para quienes, precisamente, son externos a ellas.Un semáforo no está en rojo, en verde o en ámbar (ni siquiera cuando está estropeado). Siempre está en función de


La mejor prueba de que los hombres no somos iguales es utilizar una balanza. Poniendo 999 economistas teóricos en un plato, pesan tanto o menos, como 1 economista empírico colocado en el otro.

La economía tiene también sus Leyes. La Primera Ley de la economía es que sobre cualquier asunto, dada la opinión de un economista siempre habrá otro con la opinión contraria. La Segunda Ley de la economía es que ambos se equivocarán...

Un despistado (esto es, alguien que no sabe con quién está hablando) pregunta a un economista: - ¿cómo está tu esposa? Y el economista responde: - ¿en relación a qué?

¿Cuántos economistas de la escuela de Chicago hacen falta para cambiar una lámpara fundida? Ninguno, si fuera necesario cambiarla, el mercado ya lo habría hecho.

Fuente: "El economista del pueblo"

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