Sector Tealero
Entre las principales actividades económicas desarrolladas en la provincia de Misiones se encuentra la actividad tealera. Dicha actividad es la tercera actividad más importante de la economía misionera, representando aproximadamente (tanto en el sector primario y secundario) el 4.1% del Valor Agregado Bruto[1] generado en la Provincia. El valor agregado primario aportado por las actividades de plantación y mantenimiento del cultivo del té representa aproximadamente el 6.8% de la Agricultura y el 0.9% del Producto Bruto Geográfico Provincial (PBG).
Las actividades de elaboración de té representaban en el año 1985[2] un 2.8% del PBG, y aportaba el 11.1% del Valor Agregado de la “Industria Manufacturera” Provincial. Actualmente, las actividades industriales representan un 3.2 % del PBG y aportan un 12.9 % del Valor Agregado respectivamente.
El cultivo del té, además, cuenta con 31387 has[3] plantadas actualmente, con casi 9000 productores y generando un empleo estimado directo, de acuerdo a la Dirección Nacional de Políticas Económicas Regionales (DNPER), de 11500 (9000 en el sector primario y 2500 en el secundario), lo que da sustento aproximadamente a 57500 personas.
Características del sector tealero:
Es un cultivo netamente orientado al mercado externo: más del 80 % de la producción se exporta a granel.
La superficie destinada al té supera las 30000 has, lo que representa aproximadamente el 19% del total de superficie cultivada, concentrándose la mayor parte en los departamentos de la zona centro de la provincia (Oberá, Cainguás y 25 de Mayo).
En un trabajo referente a los pequeños productores rurales[4], el autor del mismo dice: “…la participación en el producto bruto del sector a lo largo de la década de los 90 fue descendiendo hasta ubicarse, en 1998, por debajo de la yerba mate y el tabaco, con una participación del 8,3% en el VAB del sector agrícola (IPEC. 1999).Más del 90% de los productores poseían plantaciones de té inferiores a las 25 has., predominando las pequeñas explotaciones que utilizan mano de obra familiar y eventualmente asalariados temporarios. Las explotaciones con superficies mayores comprendían aproximadamente el 7% de la superficie cultivada. Las fluctuaciones del mercado internacional son determinantes en el precio de este cultivo ya que la mayor parte de la producción es destinada a la exportación. A su vez, la calidad del té argentino es muy baja y consecuentemente son bajas las cotizaciones que alcanza en el mercado internacional, lo que repercute directamente en los precios pagados al productor…”. Además agrega, “…deficiencias y problemas estructurales en las plantaciones, agravadas por el estado de abandono de los últimos años como consecuencia de la caída de los precios, son las características más salientes de este cultivo desde el punto de vista tecnológico…”.
Es muy interesante mencionar que muchos autores de trabajos relacionados con el sector tealero[5] coinciden en la necesidad de un cambio y de una transformación cualitativa y cuantitativa de gran proporción. Para ello, encontramos una serie de características similares y coincidentes de los mismos referidos al sector tealero a tomar en cuenta en cualquier política económica que se intente ejecutar, que son:
1) Las plantaciones de semilla (que son las predominantes en la Provincia) producen cosechas heterogéneas y bajos rendimientos, a lo que se le agrega un proceso de industrialización que también adolece de graves deficiencias. Como resultado del empleo de técnicas inadecuadas en tiempo y forma, se afecta el rendimiento productivo de las plantas de té y, por consiguiente, los precios que se cobran internacionalmente. El sector industrial está formado por los que adquieren la materia prima. Y como dice Pedro Enrique en su trabajo, “…en su gran mayoría estas plantas son obsoletas y su proceso de elaboración no permite estándares de calidad exigidos para competir en los mercados internacionales…”...
Haciendo un poco de historia, la actividad industrial se ha desarrollado en las últimas décadas desde una perspectiva familiar en un primer momento y posteriormente a través de PyMES, permaneciendo quienes económicamente han podido sortear dificultades y han generado reinversiones, para después consolidarse en la elaboración de volúmenes más significativos para ser comercializados.
Además, la región tealera se ha caracterizado por haber sido acompañada en el desarrollo productivo, desde mediados de los años 50, por un sector industrial que llegó a contabilizar más de 150 secaderos. Según consta en el último relevamiento[6] hay distribuidos en la región más de 90 secaderos, de los cuales menos de la mitad está en adecuadas condiciones técnicas para operar.
Los establecimientos elaboradores industriales inscriptos alcanzan a más de 100, en actividad se estiman 93 y de estos 29 de ellos participan con el 52% de la producción y 64 con el 48% restante. Del total de secaderos activos, sólo se destacan el 40% por su avanzado desarrollo tecnológico y capacidad operativa.
Por último, cabe decir que existe una baja predisposición entre los productores a la reconversión con variedades clonales de alto rendimiento y calidad que generarían el ingreso a nuevos mercados y a precios internacionales mayores a los actuales. El principal argumento de los productores radica en que los costos en entrar a estos mercados internacionales más exigentes serían muy altos y no existe una sólida garantía en que las rentabilidades (no los precios) sean muy diferentes positivamente respecto a las actuales. Además, según ellos, el problema de la baja rentabilidad que sufren radica en el grado de concentración industrial y no en la calidad del producto.
2) El sector industrial del sector tealero está bastante concentrado[7], configurando un mercado que relaciona una estructura industrial oligopsónica y un sector productivo altamente atomizado. Estas condiciones colocan en una situación claramente desventajosa a los agricultores, como se dijo anteriormente, y determinan un bajo poder de negociación para participar en la formación de precios, lo que incide directamente en su rentabilidad
3) Hay una falta de información confiable, oportuna y relevante sobre superficie plantada, abandonada, cosechada, rendimientos, estimación de zafra, de costos de materias primas y de elaboración, de precios locales e internacionales, de existencias y consumo. Esto se agrava en la medida en que los mercados internacionales son cada vez más requirentes de información. Además, para cualquier tipo de estudio del impacto económico y social de la actividad tealera que cumpla con criterios científicos de rigurosidad y consistencia, se requiere del cumplimiento de los requisitos mencionados anteriormente.
Entre las principales actividades económicas desarrolladas en la provincia de Misiones se encuentra la actividad tealera. Dicha actividad es la tercera actividad más importante de la economía misionera, representando aproximadamente (tanto en el sector primario y secundario) el 4.1% del Valor Agregado Bruto[1] generado en la Provincia. El valor agregado primario aportado por las actividades de plantación y mantenimiento del cultivo del té representa aproximadamente el 6.8% de la Agricultura y el 0.9% del Producto Bruto Geográfico Provincial (PBG).
Las actividades de elaboración de té representaban en el año 1985[2] un 2.8% del PBG, y aportaba el 11.1% del Valor Agregado de la “Industria Manufacturera” Provincial. Actualmente, las actividades industriales representan un 3.2 % del PBG y aportan un 12.9 % del Valor Agregado respectivamente.
El cultivo del té, además, cuenta con 31387 has[3] plantadas actualmente, con casi 9000 productores y generando un empleo estimado directo, de acuerdo a la Dirección Nacional de Políticas Económicas Regionales (DNPER), de 11500 (9000 en el sector primario y 2500 en el secundario), lo que da sustento aproximadamente a 57500 personas.
Características del sector tealero:
Es un cultivo netamente orientado al mercado externo: más del 80 % de la producción se exporta a granel.
La superficie destinada al té supera las 30000 has, lo que representa aproximadamente el 19% del total de superficie cultivada, concentrándose la mayor parte en los departamentos de la zona centro de la provincia (Oberá, Cainguás y 25 de Mayo).
En un trabajo referente a los pequeños productores rurales[4], el autor del mismo dice: “…la participación en el producto bruto del sector a lo largo de la década de los 90 fue descendiendo hasta ubicarse, en 1998, por debajo de la yerba mate y el tabaco, con una participación del 8,3% en el VAB del sector agrícola (IPEC. 1999).Más del 90% de los productores poseían plantaciones de té inferiores a las 25 has., predominando las pequeñas explotaciones que utilizan mano de obra familiar y eventualmente asalariados temporarios. Las explotaciones con superficies mayores comprendían aproximadamente el 7% de la superficie cultivada. Las fluctuaciones del mercado internacional son determinantes en el precio de este cultivo ya que la mayor parte de la producción es destinada a la exportación. A su vez, la calidad del té argentino es muy baja y consecuentemente son bajas las cotizaciones que alcanza en el mercado internacional, lo que repercute directamente en los precios pagados al productor…”. Además agrega, “…deficiencias y problemas estructurales en las plantaciones, agravadas por el estado de abandono de los últimos años como consecuencia de la caída de los precios, son las características más salientes de este cultivo desde el punto de vista tecnológico…”.
Es muy interesante mencionar que muchos autores de trabajos relacionados con el sector tealero[5] coinciden en la necesidad de un cambio y de una transformación cualitativa y cuantitativa de gran proporción. Para ello, encontramos una serie de características similares y coincidentes de los mismos referidos al sector tealero a tomar en cuenta en cualquier política económica que se intente ejecutar, que son:
1) Las plantaciones de semilla (que son las predominantes en la Provincia) producen cosechas heterogéneas y bajos rendimientos, a lo que se le agrega un proceso de industrialización que también adolece de graves deficiencias. Como resultado del empleo de técnicas inadecuadas en tiempo y forma, se afecta el rendimiento productivo de las plantas de té y, por consiguiente, los precios que se cobran internacionalmente. El sector industrial está formado por los que adquieren la materia prima. Y como dice Pedro Enrique en su trabajo, “…en su gran mayoría estas plantas son obsoletas y su proceso de elaboración no permite estándares de calidad exigidos para competir en los mercados internacionales…”...
Haciendo un poco de historia, la actividad industrial se ha desarrollado en las últimas décadas desde una perspectiva familiar en un primer momento y posteriormente a través de PyMES, permaneciendo quienes económicamente han podido sortear dificultades y han generado reinversiones, para después consolidarse en la elaboración de volúmenes más significativos para ser comercializados.
Además, la región tealera se ha caracterizado por haber sido acompañada en el desarrollo productivo, desde mediados de los años 50, por un sector industrial que llegó a contabilizar más de 150 secaderos. Según consta en el último relevamiento[6] hay distribuidos en la región más de 90 secaderos, de los cuales menos de la mitad está en adecuadas condiciones técnicas para operar.
Los establecimientos elaboradores industriales inscriptos alcanzan a más de 100, en actividad se estiman 93 y de estos 29 de ellos participan con el 52% de la producción y 64 con el 48% restante. Del total de secaderos activos, sólo se destacan el 40% por su avanzado desarrollo tecnológico y capacidad operativa.
Por último, cabe decir que existe una baja predisposición entre los productores a la reconversión con variedades clonales de alto rendimiento y calidad que generarían el ingreso a nuevos mercados y a precios internacionales mayores a los actuales. El principal argumento de los productores radica en que los costos en entrar a estos mercados internacionales más exigentes serían muy altos y no existe una sólida garantía en que las rentabilidades (no los precios) sean muy diferentes positivamente respecto a las actuales. Además, según ellos, el problema de la baja rentabilidad que sufren radica en el grado de concentración industrial y no en la calidad del producto.
2) El sector industrial del sector tealero está bastante concentrado[7], configurando un mercado que relaciona una estructura industrial oligopsónica y un sector productivo altamente atomizado. Estas condiciones colocan en una situación claramente desventajosa a los agricultores, como se dijo anteriormente, y determinan un bajo poder de negociación para participar en la formación de precios, lo que incide directamente en su rentabilidad
3) Hay una falta de información confiable, oportuna y relevante sobre superficie plantada, abandonada, cosechada, rendimientos, estimación de zafra, de costos de materias primas y de elaboración, de precios locales e internacionales, de existencias y consumo. Esto se agrava en la medida en que los mercados internacionales son cada vez más requirentes de información. Además, para cualquier tipo de estudio del impacto económico y social de la actividad tealera que cumpla con criterios científicos de rigurosidad y consistencia, se requiere del cumplimiento de los requisitos mencionados anteriormente.
[1]Instituto Provincial de Estadística y Censo de la Provincia de Misiones-IPEC-Año 2006
[2]Freaza, Miguel.”Economía tealera”-Facultad de Ciencias Económicas(FCE)-Universidad Nacional de Misiones (UNaM)-Año 1991
[3]Estación Experimental Agropecuaria (EEA) Cerro Azul del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA)-Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación (SAGPYA). Año 2004
[4] Simonetti, Eduardo Francisco. “Evaluación de los Programas de apoyo a los pequeños productores agropecuarios de la Provincia de Misiones”.Universidad Internacional de Andalucía-Sede Iberoamericana Santa María de la Rábida. Año 2006.
[5] Enrique, P. “Evaluación de la calidad del té en Misiones”. FCE-UNaM.Año 2004; Gutawski, Roberto.“Alternativas Estratégicas de Segmentación del Mercado Tealero”-FCE -UNaM. Año 2004; Informes elaborados conjuntamente por SAGyPA y el INTA-Año 2005; Freaza, Miguel “Economía tealera”-FCE-UNaM-Año 1991.
[6] Según el Censo Agropecuario efectuado en el año 2002 y las inspecciones realizadas por el INTA.
[7] El sector industrial está concentrado en 8 empresas que manejan el 95% del mercado. La mayoría de ellas tienen sus propias plantaciones y han realizado inversiones y mejoras tecnológicas de acuerdo a las exigencias del mercado internacional. Fuente: DNPER, año 2003.
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